Martes de insomnio

Eugenio Gutiérrez


Chispas

En la flama encontré sentido. Por tantos lustros le vi la cara de antagonista, ahora le veo la cara de un cachorro lleno de cenizas. Recuerdo flamas pasadas, esas que se amaban más a ellas mismas, las que ni sabía que eran flamables hasta que causaron que la Sierra Madre recordará la Semana Santa de 1998.

Pero las quemaduras duran hasta que decidimos curarlas. Las lluvias intentan hacerme algo. Las tormentas entran al desierto, derrumban las dunas para intentar que levante la mirada.

Así que ahora me asfixio hasta el punto de recordarte.

Trato de encontrarle sentido al cielo, pero sólo me guiña. Trato de mirar a las sombras que me rodean, buscando una expresión facial. Intento pensar que me espera un día especial.

Pienso si es bueno mudarse de vez en cuando, trasladarse de una  región a otra, intentando encontrar esas expresiones faciales en el espejo en lugar de las sombras que aparecen hoy.

Después de todo, lo único que encuentro detrás de cada esquina es su mirada que quiere convencerme que hay cosas valiosas que olvido por pasar los segundos intentando ser feliz. Ella me ve con desesperación, quiere que le regrese la mirada o que al menos con mis párpados le mande un poema en código morse.   

Chispas me cubren la mirada. Veo historias pasadas en cada partícula, memorias de tiempos más libres. ¿Qué será más perfecto que vivir ahora? Repito en mi mente que hoy es un regalo. Que huracanes, incendios y tsunamis me han tratado de derrumbar. Pero ahora me toca bailar en la tormenta y manipular el fuego.  

Sonrío un poco al ver lo que tengo alrededor. ¿Por qué pedir más? Si aquí tengo todo el valor del universo.

Eugenio Gutiérrez, © 2024



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Sobre Mí

Soy Eugenio Gutiérrez y mis ojos están llenos de historias.

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