
Murió en la noche. Nadie sabe cómo.
Ahora se me aparece como un fantasma, como si no hubiera muerto. No sé si alucino, o si en verdad vuela. Me acompaña durante mis exhalaciones relucientes.
Nunca sabes disfrutar un momento, hasta que se hace una memoria. Una amistad, un perro, una sonrisa, un abrazo honesto. Ahora me cuesta tanto caminar solo. Ahora vivo con la mirada hacia el piso. Recuerdo lo que decía el fantasma. “No olvides ahora para recordar mañana. Vive hoy y recuerda para siempre”
Visito su tumba todos los días. Las estaciones del año me rodeaban, la gabardina que llevaba puesta se movía gracias al viento punzo cortante. Alguna canción triste sonaba.
“¿Recuerdas cómo fue?”
“Sólo me acuerdo de ver una mano extendiéndose hacia mi, y puse la mía, ahí me mostró una recopilación de los mejores momentos de mi vida”
“¿Qué apareció?”
“Cuando te conocí, cuando me invitaste a jugar futbol”
Tenemos que aprender a olvidar los demonios, recordar a los ángeles que nos rodean a todo momento. A él que vuela a tu lado, al que no le niegas ningún abrazo.
Eugenio Gutiérrez, © 2024

Deja un comentario