Martes de insomnio

Eugenio Gutiérrez


80,000 años luz

Buscamos nuestro lugar en las estrellas, esperanzas de ancestros. Todo está por resolver, todo está por descubrir, nunca sabremos nuestro verdadero propósito en el universo. Los planetas lejanos nos llaman, están esperando nuestras historias, nuestra alma. Nacimos para poder entender que somos una parte pequeña de un universo infinito, con enormes posibilidades, con probabilidades de seres complicados, más complejos que nosotros. 

Flotando en el espacio abierto, oscuro, sin final, buscando el futuro de nuestros ancestros. Todo está por descubrirse, por amarse. Nada será comprendido completamente. Nada se fijará en nuestras mentes excepto el pensamiento de poder buscar los límites de la expansión y exploración humana.

Lo que nos separa de otras especies, son nuestras conexiones. De hermanos, de ese amor incondicional que detiene guerras, que derrumba las barreras del odio. Problemas que se resuelven con abrazos. De padre a hijo, amor eterno que reescribe la gravedad y el tiempo, que redefine reglas universales, amor universal, incomparable, palabras que generan más que sonrisas. De madre a hijo, amor que se regala, amor que nunca se pierde, amor que define la física, la realidad. 

Lágrimas que cambian líneas de tiempos, abrazos que ilusionan por lustros. Todo lo hacemos por amor, ya sea cercano, o lejano, a años de distancia, apartados por galaxias, la conexión sigue viva, brillando a la velocidad del amor.

Eugenio Gutiérrez, © 2023



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Sobre Mí

Soy Eugenio Gutiérrez y mis ojos están llenos de historias.

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